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Biografía de Alfredo Di Stéfano

Repasamos la vida profesional de Alfredo Di Stéfano en esta completa biografía. Contiene sus inicios en River Plate y Millonarios, la historia de su fichaje, la tremenda influencia en el Real Madrid de las cinco Copas de Europa, su secuestro, su trayectoria como entrenador...

Reporte Especial: Diego Armando Maradona

Repasamos la carrera del crack argentino. Conoce sus inicios, sus éxitos y sus retos más difíciles a lo largo de su trayectoria profesional.

Di Stéfano, el futbolista que cambió la Historia


No he tenido el privilegio de verle jugar. Le he observado en vídeos y, sobre todo, he leído de él. Las líneas que me he empapado hablan de auténticas maravillas. Algunos mayores que le han visto jugar (también a Pelé, Cruyff, Maradona y Beckenbauer) no dudaron en señalarme que como Di Stéfano ninguno. Lo mismo he escuchado decir de algunos de los que fueron sus compañeros y rivales. Constatan que ha sido el mejor de todos los tiempos. Habrá que tenerles en cuenta. Simplemente, porque ellos tuvieron el privilegio de disfrutar de todos los grandes del fútbol y si eligen a Alfredo, por algo será.

Cambió la historia del Real Madrid

De lo que he leído sobre Di Stéfano, lo que más me llama la atención, la influencia total que tuvo para cambiar la Historia. Concretamente, la del Real Madrid. Alfredo fichó por el conjunto merengue en 1953. Antes de su llegada, el Real Madrid era un club con un rol meramente secundario. Había ganado 2 Ligas, la última 21 años antes de la llegada del hispano-argentino. Con Di Stéfano, en 11 años, se conquistaron 5 Copas de Europa, 1 Intercontinental, 8 Ligas, 1 Copa de España, 2 Copas Latinas y 1 Pequeña Copa del Mundo. Individualmente, fue 5 veces Pichichi de la liga española, ganó 2 veces el Balón de Oro y es el único que cuenta con 1 Súper Balón de Oro. Anotó 367 goles en 469 partidos.

La cosecha de títulos impresiona y deja patente la transformación que experimentó el Real Madrid. Tal y como lo justifican sus registros individuales, Di Stéfano tuvo una importancia capital en este crecimiento imparable hasta lo más alto. ‘La saeta’ lideró el punto de inflexión que hizo pasar al Real Madrid de un club del montón al más grande. Desde entonces hasta ahora, el conjunto de Chamartín se ha mantenido en la cima. Con mejores y peores ciclos, pero sigue siendo una referencia a nivel mundial. Di Stéfano fue el que inició este camino, no solo con los recitales que ofrecía en cada partido, sino también insuflando unos valores de liderazgo, compañerismo y carácter ganador. Sin Di Stéfano, difícilmente, el Real Madrid hubiera sido elegido mejor club del Siglo XX y, probablemente, tampoco sería lo que es hoy en día.

‘La máquina’ y ‘el ballet azul’

Antes de llegar a España, Di Stéfano dejó patente su impronta de crack en el fútbol sudamericano. Creció en el barrio bonaerense de Barracas, donde empezó a dar las primeras patadas al balón. ‘Unidos y venceremos’ fue su primer equipo antes de pasar a las categorías inferiores del River Plate. 

El 15 de julio de 1945, a los 19 años, debutó con el primer equipo ante Huracán. Esa temporada solo disputó ese partido y, a la siguiente campaña, salió cedido a Huracán. Con ‘el globo’, empezó a mostrarse como un diamante en ciernes. Jugó 25 partidos y anotó 10 goles. Después de volver de la cesión, Di Stéfano se hizo indiscutible en el River Plate. Era uno de los favoritos de la afición millonaria, que le dedicó una canción en referencia a la velocidad que imprimía en sus subidas por la banda derecha: “Socorro, socorro, que viene la Saeta con su propulsión a chorro”. Di Stéfano, Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Losteau formaron ‘la máquina’, considerada una de las delanteras más temibles. En su primera temporada en el River, ganó el campeonato argentino y fue el máximo realizador con 27 dianas.

La huelga de futbolistas argentinos de 1949 le condujo a fichar por el Millonarios colombiano. Allí formó parte de otra magnifica escuadra con Rossi, Meza, Cozzi y su ídolo y maestro, Adolfo Pedernera. Juntos lideraron a un conjunto que se convirtió en la referencia absoluta de Sudamérica. Millonarios ganó cuatro Ligas y Di Stéfano fue dos veces el máximo realizador del campeonato. Don Alfredo contaba que no solían pasar de más de cinco goles por partido (entonces los marcadores eran muy abultados). A partir de ahí, empezaron a bailar a los rivales con un juego altamente estético. De ahí, el mote de ‘ballet azul’ por el baile de juego al que sometían a los rivales. En España llegaron las noticias de las andanzas de aquel equipazo y, especialmente, de un argentino del que hablaban maravillas, Alfredo Di Stéfano.

Fichaje polémico

En 1952, el Millonarios de Alfredo Di Stéfano, disputó un amistoso ante el Real Madrid por el motivo del 50 aniversario del club capitalino. Ganó Millonarios 2-4 y ‘la saeta’ dio un recital. El presidente, Santiago Bernabéu, quedó prendado por la velocidad de ese rubio argentino y no dudó en acometer su incorporación. No fue el único interesado. El Barcelona también hizo todo lo posible por ficharle. 

La historia desembocó en uno de los fichajes más polémicos que se recuerdan, una guerra en los despachos entre dos enemigos irreconciliables. El Barcelona tenía el 50% del pase, el cuál le compró al River Plate. El Real Madrid, el otro 50%, adquirido al Millonarios. La historia desembocó en que la Delegación Nacional de Deportes autorizó a Di Stéfano a jugar cuatro temporadas en España (la primera y la tercera con el Real Madrid, la segunda y la cuarta con el Barcelona). La resolución de la Delegación Nacional de Deportes irritó a la directiva del Barça que terminó dimitiendo en pleno, acusando al Gobierno de interferir en la operación. Antes de dimitir intentaron, sin éxito, vender su pase a la Juventus para evitar que Di Stéfano jugara en el eterno rival. La nueva directiva renunció al crack y éste terminó en el Madrid. 

Di Stéfano, inicialmente, llegó a un acuerdo con el Barcelona. Llevaba tres meses en la Ciudad Condal entrenado con el conjunto azulgrana. Jugó algunos amistosos con el Barça, aunque sin llegar a disputar un partido oficial. Debido a esta enrocada situación y al hecho de estar sin jugar, llegó a plantearse retirarse del fútbol y volver a Argentina. Cuando el culebrón estaba tocando a su fin, se afirma que Santiago Bernabéu ya le había convencido para recalar en el Real Madrid. Después de tantos años, la historia del fichaje sigue trayendo polémica y da lugar a distintas interpretaciones.

Todocampista

‘La saeta’ jugó en diversas demarcaciones. En River ejerció de extremo derecho. En Millonarios y, en su primera temporada en el Real Madrid, se desempeñó de delantero centro. A Di Stéfano, sin embargo, no le gustaba hacer de ariete y menos aún estar pegado a la cal diestra. Prefería actuar retrasado para estar en contacto permanente con la ‘vieja’ (así llamaba a la pelota) e influir en el juego. A este rol le llamó ‘todocampista’ y lo realizó a partir de su segunda temporada. Aquella posición hoy se conoce por falso nueve. En aquella época supuso una innovación, ya que el ariete siempre jugaba como un poste en el área. Di Stéfano, al estar en constante movimiento y lejos de su zona de influencia, desconcertaba a los centrales. Los mareaba y les dejaba sin una marca fija. Le gustaba arrancar desde la medular, abrir el balón a las bandas e irse al ataque para finalizar, haciendo gala de su potencia física y tremenda pegada.

Di Stéfano, pese a jugar retrasado, era un goleador nato, posiblemente la cualidad diferencial de su juego. Contaba con un amplio repertorio de finalización: disparos potentes, tiros ajustados y colocados, goles de 9 estando en el sitio adecuado, cazador de rechaces, rematador de cabeza… Y, como no, esos golazos de espuela, de taquito (así se dice en Argentina a los goles de tacón) y alguno de chilena… Los porteros no sabían cómo les iba a salir en el remate, lo que le hacía impredecible y difícil de detectar. Di Stéfano nunca dejó de marcar goles porque era un prodigio en el remate. Una garantía segura de cara a puerta.

Pero no solo vivía del gol, es decir, no solo atacaba. Su alta concepción del juego colectivo le llrbsns s inmiscuirse en las tareas de elaboración y destrucción. Dicen los analistas que ha sido el jugador más influyente sobre todo el terreno de juego. Capaz de moverse por todo el campo y hacerlo todo bien. Paco Gento habló estos días sobre esto en concreto: “Era como si jugáramos con 14. Estaba en todas las parcelas del campo. Delante, en el centro y también detrás”. En definitiva, Di Stéfano era una especie de ‘killer’, constructor y ‘stopper’ en un solo jugador. El jugador total.



El Real Madrid de las cinco Copas de Europa

Gento, Puskas, Kopa, Rial, Santamaría… Santiago Bernabéu reclutó a diversos cracks y los juntó con el primer ‘Galáctico’ de la casa blanca. Don Alfredo fue el más destacado, el líder dentro y fuera de la cancha de ese equipo de leyenda. Di Stéfano dijo en diversas ocasiones que eran muy buenos, pero sobre todo insistía en el espectacular juego que realizaban. Aplastaban a partir de la iniciativa y la posesión. En el centro del campo ubicaban a más efectivos que los rivales, lo que les permitía tener más el balón a partir de la superioridad numérica. A mayor posesión y dominio, más devastadores se volvían porque la pegada de los cinco de arriba (Rial, Di Stéfano, Puskas, Kopa y Gento) era dinamita pura.

Aquel conjunto se convirtió en un devorador de títulos. El cénit, las cinco Copas de Europa ganadas entre 1956 y 1960. Aquello les encumbró en los altares futbolísticos, siendo el único equipo capaz de ganar cinco entorchados europeos de manera consecutiva. La fama del ‘Real Madrid de las cinco Copas de Europa’ o ‘el Real Madrid de Di Stéfano’ traspasó las fronteras. Aunque también se levantaron otros trofeos, es la Copa de Europa la que cambió la historia del club. Di Stéfano se forjó su leyenda, principalmente, en dicha competición firmando auténticos recitales. Marcó en cada una de las cinco finales. Un gol ante el Stade Reims (4-3) en 1956, un gol ante la Fiorentina (2-0) en 1957, un gol ante el Milán (3-2) en 1958, un gol ante el Stade Reims (2-0) en 1959 y tres goles ante el Eintracht en 1960. Esta última, considerada la mejor final de la Copa de Europa, supuso el punto culminante del ‘Real Madrid de Di Stéfano’. Afirman que los 130.000 espectadores de Glasgow se quedaron asombrados ante tal vendaval de fútbol. Gento dio un recital de velocidad, asistencias y regates. Aunque los que más sobresalieron, Puskas y Di Stéfano, con cuatro y tres goles, respectivamente. Aquel día el Real Madrid formó con Domínguez; Marquitos, Santamaría, Pachín; Vidal, Zárraga; Canario, Del Sol, Di Stéfano, Puskas y Gento. Este partido define a este Real Madrid en su punto más alto. Aquel equipo supuso un soplo de alegría en una época agitada y de tensión. Chamartín se quedaba pequeño cada día de partido ante la demanda de las masas por conseguir una entrada. Todas y todos deseaban a Di Stéfano.

Adiós al Real Madrid y últimos años en el Espanyol

Después de ese quinto título de 1960, la Copa de Europa se resistió. Di Stéfano probó el regusto amargo de perder dos finales. En 1962, ante el Benfica de Eusébio y, en 1964, ante el Inter de Mazzola y Luis Suárez. El conjunto merengue no volvió a ganar a ganar la Copa de Europa hasta 1966, aunque ya sin Di Stéfano. Al hispano-argentino le hubiera gustado acabar su carrera en Chamartín, pero no pudo ser. El proceso de renovación, llevado a cabo por Bernabéu y Miguel Muñoz, terminó con Di Stéfano fuera del Madrid. Su último partido oficial se saldó con la dolorosa derrota ante el Inter en la final de la Copa de Europa de 1964. El duro telegrama que le envío a Bernabéu en su adiós deja entrever la tensión entre ambos. Al principio se llevaban genial. Sin embargo, con el paso de los años, la relación se fue deteriorando hasta llegar a un punto muerto. Se afirma que terminaron con una acalorada discusión.

Los últimos tres años en activo de ‘la saeta rubia’ tuvieron lugar en el Espanyol. Allí le entrenó su gran amigo y rival en el Barcelona, Ladislao Kubala. Con el conjunto ‘perico’ experimentó su cuesta abajo, tal y como lo demuestran las cifras: 16 goles en 57 encuentros. Aun así dejó buenos partidos para el recuerdo, como uno de competiciones europeas ante el Sporting de Lisboa. En 1966, a los 39 años, colgó las botas poniendo fin a una carrera repleta de éxitos. Un año después, el Real Madrid le rindió un partido de homenaje ante el Celtic de Glasgow. El Bernabéu le regaló una calurosa despedida. No merecía menos el jugador más grande de la historia del Real Madrid, el que cambió el curso de su historia para siempre.

El secuestro en Venezuela

En agosto de 1963 vivió el capítulo más desagradable. Fue secuestrado en Caracas por el Frente Armado de Liberación Nacional Venezolano. 

Di Stéfano estaba con el Madrid en tierras venezolanas para disputar la Pequeña Copa del Mundo. En el hotel donde se alojaba la expedición merengue, el conserje llamó de madrugada a la habitación de Di Stéfano señalando que dos policías estaban abajo esperándole. Hizo caso omiso, así que los supuestos policías subieron a la habitación. Le instaron a ir con ellos para resolver un asunto de drogas. Una vez en el coche, ya le comunicaron que estaba secuestrado. Este grupo tenía como meta dar a conocer sus reivindicaciones a nivel mundial. Querían llamar la atención y vaya si lo hicieron. Di Stéfano llegó a pensar que no saldría ileso de tan delicada situación. Estaba convencido de que acabarían con él. Sin embargo, los raptores no tenían intención de hacerle daño como así sucedió. 

Visto que habían conseguido el objetivo de generar impacto, decidieron soltarle. Di Stéfano pasó cautivo las 57 horas más interminables y complicadas de su vida.

Periplo con la ‘albiceleste’ y ‘la roja’

A nivel de selecciones no le acompañó el éxito que tuvo en sus respectivos clubes. Jugó con Argentina y, después, con España una vez adquirió la nacionalidad española. Su único título, la Copa de América de 1947. Di Stéfano se enfundó 6 veces la ‘albiceleste’ –los 6 partidos de la Copa América de 1947– y marcó 6 goles. 

Por distintas circunstancias, no disputó ningún Mundial. Argentina decidió no acudir al de 1950 en Brasil y al de 1954 en Suiza. España no se clasificó para el de 1958 en Suecia. Sí iba a disputar el de 1962 en Chile, pero una inoportuna lesión de última hora le dejó fuera. Por último, el de 1966 en Inglaterra, le llegó al final de su carrera. 

Tampoco pudo tomarse la revancha en la Eurocopa de 1960. ‘La Roja’ tenía que medirse a la URSS en cuartos. Franco prohibió a la Selección viajar a tierras soviéticas y aquello costó el KO. Es difícil de explicar que un combinado en el que jugaban Di Stéfano, Kubala, Luis Suárez y Gento no lograra mejores resultados. Pero así es el fútbol. Pese a no ganar ningún título, Di Stéfano dejó actuaciones memorables. Como, por ejemplo, el hat-trick que consiguió el día de su debut ante Holanda y un golazo de tacón a Bélgica. Di Stéfano fue 31 veces internacional y anotó 23 goles.

El Di Stéfano entrenador

Un año después de colgar las botas, inició una carrera de entrenador que se prolongó durante casi 25 años. En su palmarés figuran 1 Recopa con el Valencia, 3 Ligas con Boca Juniors, Valencia y River Plate, 1 Copa Argentina con Boca Juniors y 1 Supercopa de España con el Real Madrid. Entrenó al Elche, Boca Juniors (en dos ocasiones distintas), Valencia (en tres ocasiones distintas), Sporting de Lisboa, Rayo Vallecano, Castellón, River Plate y Real Madrid (en dos ocasiones distintas).

En el Valencia vivió sus mejores momentos como técnico. En su primera etapa, en la 1970/71, armó un equipo sólido que levantó la Liga. Con Di Stéfano, el Valencia rompió una sequía de 24 años sin ganar la Liga y, posteriormente, pasarían 31 años hasta que Rafa Benítez hiciera lo propio. Ese mismo año, ‘la saeta’ rozó el doblete. El Valencia cayó ante el Barcelona en la final de Copa del Rey. En la segunda etapa, ganó la Recopa de Europa en 1980 al superar al Arsenal en la final de Heysel. Venció el conjunto ‘che’ en los penaltis, tras acabar con 0-0 el tiempo reglamentario y la prórroga. En la última etapa, en la temporada 1985/86, llegó con la temporada empezada con la misión de evitar el descenso del Valencia. No pudo evitar el desastre pero, una campaña después, devolvió al Valencia a la máxima categoría.

Los títulos que ganó en el Valencia, se le resistieron con el Real Madrid. En el curso 1982/83 se le escaparon cuatro finales (Recopa, Copa del Rey, Copa de la Liga y Supercopa) y la Liga en la última jornada en beneficio del Athletic. Di Stéfano rompió el maleficio logrando la Supercopa ante el Barcelona en la 1990/91, su última temporada en los banquillos. ‘La saeta’, como buen conocedor de la casa blanca, siempre echó el ojo a la cantera. No en vano, fue él quien confió en cinco chavales del filial que venían apretando fuerte. Le dio la alternativa a Butragueño, Sanchís, Pardeza, Míchel y Martín Vázquez. La ‘Quinta del Buitre’ nació con Di Stéfano en el banquillo. Tuvo la valentía de dar la oportunidad a cinco chavales de 18 años que revolucionaron el fútbol español a mitad y finales de los ochenta.


Presidente de Honor del Real Madrid

Nada más llegar a la presidencia, Florentino Pérez le nombró Presidente de Honor. Un acierto absoluto. No hay ningún embajador más idóneo para extender el nombre del Real Madrid por el mundo que él. Di Stéfano ha estado en los grandes eventos. Como cuando recogió, junto a Florentino, el trofeo que acredita al Real Madrid como mejor club del Siglo XX.

También ha estado en las presentaciones de los ‘galacticos’. Solo faltó a la de Bale por motivos de salud. Estuvo en todas las demás: Figo, Zidane, Ronaldo, Beckham, Owen, Robben, Kaká, Cristiano … Qué mejor representante que Don Alfredo para dar la bienvenida al crack de turno y explicarle el significado de defender la casaca blanca. El hecho de estar junto a uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, provocaba impacto y admiración a las estrellas en su primer día de blanco. Don Alfredo les entregaba la camiseta con el dorsal correspondiente, una imagen habitual en las portadas de los medios.

Por otro lado, Florentino Pérez también quiso honrar al mito del madridismo en la Ciudad Deportiva de Valdebebas. El estadio del Real Madrid Castilla lleva su nombre. Di Stéfano sirve de inspiración a los niños que sueñan con llegar algún día al primer equipo.

Alfredo Di Stéfano, toda una vida dedicada al fútbol y al Real Madrid. A los 88 años nos ha dejado. Su recuerdo, inmortal, perdurará para siempre. Se ha marchado con la satisfacción de haberse sentido honrado en vida y no después de su partida. No hay mejor descanso que el sentirse querido, valorado. Adiós a uno de los futbolistas más grandes de la historia, sino el que más. Capaz de dar un giro completo a la Historia. Mito del madridismo, desde el cielo, seguirá de cerca a ‘su’ Real Madrid.  


Manuel Monfort Marzá
Editor - MotivaGoal
manuel.monfort@motivagoal.com
Twitter: @manuelmonfort

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