España, crónica de una muerte anunciada



Adiós al Mundial en octavos. Los penaltis. Rusia, la maldición del anfitrión. No pilla de sorpresa. De acuerdo al desarrollo de la Selección, se veía venir.

Sólo una victoria en cuatro duelos, sufriendo lo indecible ante Irán. En el estreno ante Portugal, pese al empate, se dejaron buenas sensaciones. La esperanza se fue agotando conforme avanzó el Mundial. Ante Irán, Marruecos y Rusia el buen juego brilló por su ausencia. España no mostró superioridad ni ante combinados, teóricamente, inferiores. Al final, el camino no es otro que volver a casa. Balance más que negativo. Fracaso.

El epicentro del KO tiene su explicación en el terremoto Lopetegui. Sin meterse en juicios de culpabilidad entre los implicados, la destitución era evidente que podía afectar. Y afectó. España no fue la misma. En sus dos años al timón, Julen recuperó a la roja. La hoja de ruta y el nivel de juego ponían a España como candidata clara. Sin Julen, la Selección no ha sido la misma. Ni en juego, principalmente. Tampoco en automatismos, presión, movilidad y repliegue. Nunca se sabrá que hubiera pasado de seguir Lopetegui. Hipótesis a parte, el golpe anímico para el grupo fue demasiado duro e hizo mella. Las declaraciones al respecto de Saúl, Koke son claras.

Al hablar de fracaso salpica a todo. Desde jugadores a parcela técnica. Fernando Hierro no agitó el once como es debido y no encontró nuevas soluciones. Insistió en De Gea, en Silva. Los Saúl, Azpilicueta y Odriozola no tuvieron ni un solo minuto. El técnico malagueño tampoco realizó una lectura correcta de los partidos. Tardó demasiado en mover fichas desde el banquillo. Pese a todo, poco podía hacer Hierro con tan poco tiempo de antelación. Pese a que quedó en evidencia que el malagueño no es el técnico indicado para tal empresa, bastante ha hecho con comerse el marrón.

A España le sobró toque y le faltó profundidad. Ante Rusia realizó más de mil pases, un récord. Pero de poco sirve mover tanto el balón si no se traduce en posesión efectiva. Nula movilidad y abuso del pase al pie. Demasiado previsible, sencillo para rivales replegados. En defensa las lagunas fueron palpables. Desajustes, problemas a la hora de replegar, falta de ayudas a Busquets. España no dominó las dos áreas, por ahí empezó a hacer aguas.

El mal momento de diversos pesos pesados también ha tenido una influencia notable en el KO. De Gea, el más cuestionado, es el caso más visible. Prácticamente no paró nada, totalmente superado por la crítica. Ni un atisbo del portero que ha asombrado en Inglaterra a lo largo de estas temporadas. Otros casos de decepción son Silva, Thiago, Ramos, Piqué, Busquets, Carvajal y Asensio, del que se esperaba mucho. Todos ellos han estado por debajo de su nivel, en el caso de Carvajal no ha alcanzado el tope físico después de la lesión que le retiró de la final de la Champions.

Isco ha sido el mejor de España con diferencia. El malagueño sacó su barita mágica y sostuvo a España lo que pudo. El del Real Madrid debe ser el próximo líder de la Selección, recogiendo el testigo de Andrés Iniesta. Iniesta jugó su último partido con la roja. Lástima de despedida para un mito que escribió la página más gloriosa de la Selección hace ocho años. No guardará buen recuerdo del Mundial de Rusia, por la decepción de caer en octavos y por ser suplente ante la anfitriona.

Desde la Eurocopa 2012 la Selección no ha hecho más que vivir decepciones. Toca corregir, hacer autocrítica y tomar decisiones adecuadas. Aunque lo primero y más importante, acertar en la elección del nuevo seleccionador.

Manuel Monfort Marzá
MotivaGoal
Twitter: @Manuelmonfort

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